Para pedir perdón debemos reconocer el daño,
la culpa y el mal causado.
Reconocerse como causante de un mal a alguien, es realizar un gran acto
de benevolencia consigo mismo,
eso es de gran categoría humana.
Solo el cobarde, el inseguro de si mismo, el egoísta, el mal intencionado, el orgulloso, el ignorante y el que está muy seguro de su no maldad, merece hundirse en el infierno incomprensible de su propia alma,
ese ser nunca experimentara
la alegría, el amor y la libertad...
Reconocer nuestras malas acciones y ayudar a repararlas
es un acto de profunda nobleza y humanidad...
Uno puede hacer lo que quiera, sin pasar a llevar al resto,
uno puede tenerlo todo mientras no dañe a tu entorno,
no se trata de sacrificar algo que quieres
porque a los ojos de ese mundo sea malo,
se trata de sentir lo que es mas correcto
para ambas partes,
Sin dañar tu corazón y el de los demás...
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